soy Laura Sofia, una niña de 15 años que vive en Putumayo, Colombia: una tierra biodiversa y ancestral que me enseñó desde muy pequeña que la naturaleza no se domina, se honra. Soy artista, activista y soñadora. Creo profundamente en el poder transformador del arte como herramienta para sensibilizar, sanar y movilizar a las personas hacia el cuidado del planeta.
Hago parte de un movimiento ambiental juvenil y, desde ahí, uso mi voz y mi creatividad para generar conciencia. Pinto murales en escuelas y colegios, doy charlas sobre educación ambiental y comparto mi mensaje en redes sociales a través de videos, canciones, diseño gráfico y dibujos. Cada trazo, cada palabra y cada nota que creo tienen una sola misión: inspirar a otros a cuidar la vida.
He tenido la oportunidad de ser conferencista en espacios académicos nacionales e internacionales, y hace poco recibí una mención honorífica de la Organización de las Naciones Unidas y el Museo Reina Sofía de España por una obra artística que realicé sobre el derecho a un ambiente sano, la cual hace parte hoy de una exposición permanente.
No creo que los jóvenes seamos el futuro,somos el presente, y estamos actuando ahora. Mi arte es mi forma de lucha pacífica, mi manera de sembrar esperanza. No espero a que el cambio llegue… lo estoy ayudando a nacer con mis manos, mi voz y mi corazón.
Mis letras celebran la belleza de lo cotidiano: un pajarito que canta, un jardín que guarda magia, y el vuelo de las polinizadoras que sostienen la vida en silencio. Es un homenaje a los pequeños milagros ecológicos que muchas veces damos por sentado. Pero también es un llamado firme y poético a la acción colectiva. En su coro se alza la consigna: “Guardianes por la vida" invitando a defender lo que amamos con valentía.
La canción fusiona sensibilidad con conciencia ambiental. No solo busca inspirar, sino también movilizar: que cada nota y cada palabra activen en quienes la escuchen el deseo de sanar los ecosistemas, proteger la biodiversidad y crear un futuro donde podamos coexistir en armonía.
En este contexto, mi voz se une a la sinfonía de miles que soñamos con un mundo verde, resiliente y justo. Mi propuesta es una ofrenda musical, una forma de sembrar esperanza en cada corazón y despertar el compromiso por un mañana más vivo.